IN MEMORIAM
IN MEMORIAM: PROF. JUAN ANTONIO MICÓ SEGURA
Esther Berrocoso1
1Catedrática de Psicobiología. Universidad de Cádiz. Socia de la Sociedad Española del Dolor
El pasado 16 de noviembre de 2021 nos dejó nuestro querido Profesor Micó.
Juan Antonio Micó Segura fue Catedrático de Farmacología, Director del Departamento de Neurociencias y Vicerrector de Investigación de la Universidad de Cádiz. Presidente pasado de la Sociedad Española del Dolor, miembro de la Fundación Española del Dolor y, hasta hace unos meses, investigador principal del Grupo G18 del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM). Además, fue socio de honor de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, patrono de su Fundación y miembro del grupo de investigación en Neuropsicofarmacología y Psicobiología de la Universidad de Cádiz. Asimismo, fue impulsor del Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz (INiBICA), como subdirector.
Juan Antonio nació en 1956 en Ceuta, y pasó su infancia en el Barrio de Bentolila, cerca de El Tarajal. Sus padres, costurera y chófer del Parque de Artillería de Ceuta, lo enviaron a estudiar a una academia particular de profesores españoles y franceses donde se formó en un ambiente de gran diversidad cultural y lingüística. Años más tarde se trasladó a Cádiz donde inició los estudios de Medicina. Se licenció en 1981, alcanzando el grado de Doctor en Medicina por esta universidad (1986), y doctorándose en Biología Humana (Mención Neuropsicofarmacología) por la Universidad Pierre y Marie Curie de París VI (1998). Además, completó su formación con diversas estancias investigadoras en la Pitié-Salpêtrière de París y en la Universidad de Cardiff (Gales), regresando posteriormente a la Universidad de Cádiz.
Esta intensa trayectoria demuestra solo una pequeña parte de la entrega y dinamismo que Juan Antonio imprimió a lo largo de toda su vida a su vocación docente e investigadora. Hace unos años, me decía en una de sus muchas cartas, que sus dos mayores virtudes eran la intuición y el pragmatismo: “Con la intuición se nace, pero el pragmatismo se aprende y yo lo aprendí muy rápidamente, era y es la clave para sobrevivir en todas y cada una de las entidades, los ambientes y las situaciones. Sobrevivir es mi lema”. Juan Antonio ha sido una mezcla extraordinaria de estas dos virtudes que, junto con su capacidad de resiliencia, le han llevado a alcanzar metas que probablemente le parecían inimaginables a ese niño del barrio de Bentolila. En el ámbito investigador destacó por sus contribuciones a la fisiopatología y al tratamiento del dolor. El dolor, percepción compleja y dinámica, en la que no se debía olvidar la importancia de las emociones. Con esta idea orientó y dirigió su Grupo a la compresión de los mecanismos plásticos supraespinales derivados del dolor crónico y el papel de las monoaminas en su tratamiento. Orientó y dirigió el avance del conocimiento científico, pero también contribuyó notablemente a la formación de los jóvenes investigadores. Siempre impulsó las vocaciones científicas y fue conocedor de que el futuro del avance del conocimiento del dolor y de sus consecuencias mentales está en la formación. Él generosamente allanaba el camino para que los más jóvenes, y los que no lo somos tanto, pudiéramos avanzar. Nos alumbraba sin deslumbrarnos. Además de su faceta investigadora, Juan Antonio era un magnífico docente. Fue un gran defensor de la importancia del binomio docente/investigador en la Universidad española. Poseía ese magnetismo innato que todo buen comunicador debe tener y disfrutaba enormemente impartiendo sus clases de Farmacología, haciéndola una asignatura de gran atractivo sin que perdiera rigor.
Juan Antonio ha sido no solo un colega, un profesor y un gran investigador, sino también un gran amigo. Su humor, su sensibilidad por el mundo y por la vida, por la belleza y por la injusticia, su fina inteligencia y gracejo, su curiosidad y su deseo de aprender y de enseñar, nos han conmovido a todos los que hemos compartido la vida con él. Tu recuerdo y tu legado solo acaban de comenzar.
Descansa en paz.